Castrowater II

Capitulo I – Castrowater

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En el paraje conocido como “El Sagral”, Greg y Rechi, dos agricultores de la aldea, están regando las patatas que han sembrado en el mes de marzo. Les acompaña Nes, hijo de Greg. El muchacho ha cumplido catorce años; ya tiene edad suficiente para ayudar en las labores agrícolas. Mañana no es día de escuela, así que esta noche la pasará con su padre regando varios huertos.

Greg acaba de abrir el agua a los últimos cuatro surcos. Una vez que termine, será el turno de Rechi.
Los tres están sentados a una de las puntas de la finca, sobre unas enormes piedras que hacen de silla y apoyados en la pared en ruinas de lo que un día parece ser que fue un molino de aceite.
Rechi mete la mano en el bolsillo de su chaqueta de pana y saca una pequeña bolsa de tela y un fino papel rectangular; que parece haber sido recortado de los que utilizan los tenderos de la época para envolver los productos que venden.

La bolsa contiene tabaco. Coge un poco entre sus dedos, lo coloca encima del papel y se lía un cigarrillo. Por el tamaño parece más un puro; da unos golpes a la piedra de su chisquero para encender la mecha; sopla para avivar la chispa y enciende el cigarro.

 

Entretanto, Nes se había levantado para comprobar in situ, como iba el transcurrir del agua por los surcos de las patatas. La espera, el cansancio y la noche empiezan a hacer mella en el muchacho. Necesita moverse para no caer dormido.

La noche sigue cerrada y Nes no dispone de una linterna ni de ningún otro sistema de iluminación. El único punto de luz que distingue es la chispa del cigarro de Rechi y alguna que otra luciérnaga que habita por la zona.
Esta noche el joven agricultor no ha llevado sus botas altas, por lo que no puede caminar entre las ramas de la patata hasta pisar agua. Así es como los aldeanos determinan el punto exacto donde se encuentra el agua de riego. Utiliza un segundo método. Se agacha y “a tientas” recoge del suelo varias piedras y terrones que lanza entre los surcos. Dependiendo del sonido emitido por la piedra al impactar sobre el suelo, el chico sabe que distancia le queda por recorrer al agua para llegar al final de la finca. Y así fue como comprobó que apenas faltaban diez metros.

Por fin, pensó el muchacho, mientras se sentaba de nuevo sobre la enorme piedra.
Los dos adultos charlaban; Rechi acababa de ser padre y Greg se interesaba por el niño; él ya era padre de tres varones.

Nes informa a los adultos que en diez minutos tendrán que cambiar el agua de finca ya que la de su padre está prácticamente regada. Greg asienta con la cabeza dándose por enterado.

Mientras, Rechi ya quemó su cigarrillo; las luciérnagas y los grillos parecen haberse ido a dormir. La oscuridad y el silencio es total ….. cuando algo inesperado sucede.

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