Andrés Cenador Aparicio. De Castrocalbón a Bahía Blanca.

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Andrés Cenador Aparicio, nacía en Castrocalbón un 27 de Marzo de 1895. Hijo de Gregorio Cenador y de María Aparicio.

A temprana edad; movido por la situación económica y política en la que se encuentra el país;  Andrés se ve en la necesidad de emigrar a Argentina. En su maleta  lleva  la ilusión de encontrar una  vida mejor y el deseo; el enorme deseo de poder volver pronto  a abrazar a sus familiares.

Algunos de sus sueños se hacen realidad. Andrés se formó como periodista y escritor. Trabajó para un importante medio de comunicación argentino, ubicado en Tucumán, “La Gaceta” .

En Tucumán, provincia del norte de Argentina, fundó su propia empresa, a la que llamó “La Raza”. Se dedicaba a editar e imprimir libros, diarios, revistas y boletines propios. Operaba a nivel nacional, incluso llegó  a imprimir libros para otros países. En el ámbito profesional, no hay duda de que fue una persona influyente y triunfadora.

En su vida personal, contrajo matrimonio dos veces. Su primera mujer falleció. Se casó por segunda vez, separándose a los pocos años. Al no existir el divorcio, no pudo casarse con su tercer pareja. Con ella convivió durante 18 años y tuvieron un hijo, Gregorio.

Andrés Cenador con su segunda esposa

Por motivos que desconocemos, parece ser que nunca volvió a tener contacto con sus familiares en España. Tampoco hay indicios de que su hijo lo hiciese.

La falta de información, la curiosidad y una necesidad particular de saber más, fue lo que motivó a su nieta Victoria a investigar sobre los orígenes de su abuelo.

Victoria tenía en su poder algunos datos. Un día decide dar un paso  más y buscar un contacto directo en Castrocalbón. Gracias a las nuevas tecnologías y utilizando las redes sociales, consigue comunicarse con alguien del pueblo que no duda en colaborar en la búsqueda de sus familiares.

Entre los datos que tiene Victoria, se habla de dos posibles hermanos de Andrés. Partiendo de esa información, comienzan las pesquisas. Se publica en perfiles y grupos locales de Facebook. En paralelo, se pregunta a distintas familias de apellido Cenador.

Castrocalbón es una pequeña localidad donde nos conocemos todos. La noticia se había extendido por todo  el pueblo. Una mujer, desde Argentina, busca a los familiares de su abuelo.

Después de un mes de indagaciones, los resultados son infructuosos. En redes sociales nadie sabe nada y las consultas por el pueblo, tampoco dan los frutos deseados. Empiezas a desesperar y perder la esperanza. Y cuando estás a punto de tirar la toalla, sucede el milagro.

Una tarde, en la gasolinera del pueblo, se acerca Alfonso. Alfonso Rabanedo (el de El Barrio) , para decir: “No busquéis más. Nosotros somos la familia de Andrés”.

Alfonso había comentado el tema con su madre. La Señora María, que ahora tiene 98 años, también estuvo en Argentina con su marido Alfonso y sus tres hijos.

La Sra. María resolvió todas las dudas. Andrés tenía dos hermanas, Paula y Segunda y un hermanastro, Sebastián. Por parte de las hermanas, el apellido Cenador se había perdido y esa fue la causa por la cual seguimos un camino equivocado, a la hora de buscar  familiares.

Segunda también se fue a Argentina, pocos años después de Andrés. Sus descendientes están en la provincia de Tucumán.

 Paula y Sebastián se quedaron en el pueblo. Sus descendientes viven en Castrocalbón, San Félix de la Valdería e Hilario Ascasubi en Argentina.

Está a punto de acabar el año; estamos en Navidad. Celebramos  unas Fiestas entrañables llenas de paz y amistad, en las que felicitamos  y nos reunimos con  nuestros seres queridos. Adornamos nuestras casas, cantamos villancicos, relatamos historias y contamos cuentos con FINALES FELICES.

Actualmente, Victoria Cenador Aparicio reside en la Patagonia Argentina; este año podrá ponerse en contacto y felicitar a la familia. ¡¡Estas Navidades, hará realidad el deseo de su abuelo.!!.

Por mi parte, quiero agradecer a Victoria que me haya facilitado datos y fotos para poder escribir y dar a conocer esta historia. También espero que algún día veas cumplido tu propio deseo:

Vanesa Victoria Cenador

«ESPERO QUE LA VIDA ME LLEVE A QUE MI ABUELO PUEDA VOLVER A VER SU TIERRA, A TRAVÉS DE MIS OJOS»

El Pueblo

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Ese lugar donde las personas pueden disfrutar de la tranquilidad; encontrar paz y felicidad y reunirse con sus familiares.

Ese pequeño espacio donde todos nos conocemos, nos saludamos, nos hablamos. Donde nos ayudamos y prestamos herramientas y enseres.

El pueblo, es el sitio donde hasta hace pocos años, y aunque parezca de ciencia ficción; las puertas de las casas, permanecían siempre abiertas.

Es vida para nuestros mayores. Tenemos que defender lo rural hasta el último suspiro. Por los mayores y por nosotros que aspiramos a serlo algún día.

Exigir a los políticos que se acuerden de nosotros todos los días y no solo cada cuatro años.

En nuestros pueblos hay mucha gente mayor. Estas personas necesitan más cuidados y más servicios.

Uno de esos pueblos es San Félix de La Valdería. Una pequeña localidad leonesa donde los hermanos Turrado viven felices y disfrutan junto a sus descendientes de esa calidad de vida.

Leonilde, 97 años……Aquilino 95 años…..Adelaida 91 años…..Félix 83 años….Escelita 80 años.

¡¡¡Enhorabuena a los cinco!!!

Fotos de Julián Manuel Turrado Turrado

El Baño de las señoritas

El Eria es un río que transcurre por la Cabrera y La Valdería hasta desembocar al Órbigo en Tierras de Benavente.

Hace ya décadas que se viene rumoreando sobre la posible construcción de una presa en la zona de La cabrera leonesa.

Cincuenta años después, el Eria sigue sin regular y padeciendo caudales descontrolados en inviernos húmedos y sequias severas durante las épocas estivales. El río se seca en verano y esto se traduce en la desaparición casi total de la fauna y problemas para el riego de las fincas y huertos.

Aunque el caudal desaparece; siempre han quedado pequeñas lagunas, pozos o tramos en los que el agua queda embalsada. Estas zonas del río Eria, son las que durante muchos años, han sido utilizadas por la gente para el baño. Así se refrescaban y combatían el calor de los veranos. Eran las piscinas de «antes».

A pesar de llevar ya muchos años con piscina municipal; en Castrocalbón sigue habiendo una zona del río que se utiliza para el baño. Son los propios bañistas, en su mayoría jóvenes de la localidad, los que se encargan de la limpieza y mantenimiento del lugar. Cuando baja el caudal, hacen presa con las piedras del propio río para mantener embalsada el agua.

El paraje es conocido como: «El Baño de las señoritas»

Para acceder al sitio, hay que discurrir durante medio centenar de metros, por un sendero de ensueño. «Caminando se hace camino», entre chopos y matorrales, hasta llegar a una zona que parece sacada de un cuento.

Siempre me llamo la atención el nombre con el que se conoce el lugar. La curiosidad me llevó investigar sobre la procedencia de este singular nombre. ¿por qué se le denomina así?. Por aquellos entonces, ni los libros de historia, ni el google, pudieron resolver mi duda.

Fue entonces cuando recurrí a la sabiduría popular, al conocimiento de la vida, al «Corrillo» de la calle La Calleja.

Allí está Jacinta Ballesteros que junto a otros vecinos de la calle, buscan «el fresco» a la sombra de las casas.

Me cuenta la señora Jacinta que cuando ella era adolescente, la sociedad era un tanto machista y estaba mal visto que las mujeres fueran a bañarse al río. Además, había otros impedimentos. Las necesidades de la época eran tantas ,que en ocasiones no había dinero para poder comprarse una prenda o traje de baño y por si fuese poco, esos meses coincidía con la siega y recolección del cereal. Las adolescentes del pueblo se pasaban el día con sus padres, realizando las labores agrícolas.

Muy pocas chicas, podían permitirse el lujo de ir al río. Privilegiadas como las hijas del médico, el alcalde , el secretario o de algún terrateniente.

Mientras las hijas de los agricultores, aguantaban un calor sofocante , colaborando con sus  familias en la  trilla del cereal,  las chicas de clase alta pasaban las tardes refrescándose en el río..

Después de comer, estando en la era, veían pasar a las señoritas y comentaban con sus padres: ¡Ya vienen las señoritas al baño!..¡Ya vienen las señoritas al baño!.

De ahí, que a esta zona del río Eria, se le siga conociendo hoy en día como

«EL BAÑO DE LAS SEÑORITAS»