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Un matrimonio catalán y otro leonés estaban cenando cuando al hombre berciano se le cayó el tenedor al suelo. Al agacharse para recogerlo, se dio cuenta que la catalana no llevaba ropa interior.
Alterado se fue a la cocina a tomarse un vaso de agua. La catalana le siguió y preguntó:
-¿Qué te ha parecido?
– Me has dejado sin aliento.
-Por 200 euros, el día que quieras, podemos hacer de todo.
– Cuando quieras – dijo el leonés- dime cuando y donde.
– Mañana en mi casa que no está mi marido.
Al día siguiente el leonés llegó a la casa, pagó los 200 euros y montaron una fiesta sexual que duró hasta media tarde.
Por la noche regresa el marido y pregunta a su mujer.
-¿Vino por aquí el leonés?
– Si, respondió la mujer asustada.
-¿ Y te dejó doscientos euros?.
– Si, dijo la mujer totalmente desencajada.
– ¡Ah! Que alivio!. ¡Ese leonés cabrón me pidió ayer doscientos euros y dijo que me los traería hoy a casa. ¡Pensé que el jodido me la había jugado!, pero veo que los leoneses son buena gente y CUMPLIDORES.