Impresionado me he quedado con la inteligencia demostrada por algunos empresarios a la hora de resolver problemas.
En el solar donde tenía que construir el chalet había un tendido eléctrico. La compañía le pidió dinero por quitar los cables y el constructor les dijo que «naranjas de la china». Por sus narices que él no pagaba y encontró la solución para no tener que quitar los cables.
Los vecinos de un pequeño pueblo, de cuya provincia no me acuerdo, necesitaban construir una marquesina para que los vecinos pudiesen esperar el autobús resguardados del viento y la lluvia.
El Alcalde les dijo que el presupuesto estaba agotado, así que tuvieron que buscarse la vida y construir con materiales de bajo coste.